sábado, 29 de marzo de 2008

Comentario del ensayo de ética ambiental, de Aldo Leopold


Postítulo en educación Tecnológica 2008
Módulo: Comunicación en contextos pedagógicos
Facultad de Educación, U. de Concepción
Profesor: Lester Aliaga Castillo

Alumno: Ricardo Rodríguez Barra

COMENTARIO: "LA ÉTICA DE LA TIERRA" de Aldo Leopold

El texto en cuestión corresponde a un ensayo de quien es considerado el padre del manejo de áreas silvestres en Estados Unidos, Aldo Leopold (1887-1948), ecólogo, ingeniero forestal y ambientalista. Reconocido por sus extraordinarias capacidades de comunicación, escribió ensayos apelando al concepto de la tierra como organismo vivo.
Reconozco en primer lugar el impacto y mi asombro al descubrir con que antelación y precocidad el autor, ya en esos años, dejara planteado un tema tan trascendente y más vigente que nunca hoy; la ampliación de los límites de la comunidad, para incluir suelos, aguas, plantas y animales. Leopold reconocía la inexistencia de una ética que diera cuenta de la relación del hombre con la tierra y con los animales y las plantas que crecen sobre ella. Y con tristeza podemos constatar que los avances al respecto han sido muy lentos, creo que nos falta mucho para lograr como comunidad las ansiada "conciencia ecológica" .
Es cierto, el tema ha sido instalado en diferentes instancias, incluso en nuestro sistema educativo como unidades de comportamiento "responsable y conservacionistas", pero el progreso logrado en esta área es mezquino, en la mayoría de los casos se traduce en consignas y oratoria convencional.
Por lo general, la respuesta a este dilema es "más educación sobre conservación", olvidando el contenido: asignar obligaciones, definir qué está bien y qué está mal, lograr un cambio de filosofía en los actuales valores implica aceptar algunos sacrificios. Todavía la relación con la tierra sigue siendo estrictamente económica, conllevando privilegios pero no obligaciones.
Motivado por el tema, me propuse familiarizarme con algunos conceptos expuestos por el autor, y naturalmente comencé por lo que hoy se entiende por "ética ambiental o ecológica", que en términos resumidos es el estudio y preocupación de los sistemas de legitimación de las conductas , modelos, políticas y actitudes en la relación con nuestro ecosistema; y de construir sistemas alternativos de legitimación de conductas, políticas y actitudes que generen situaciones y modelos ecológicamente sostenibles.
La bioética se encuentra ya consolidada como una rama específica de la ética y de la racionalidad práctica. El origen de esta importancia hay que buscarlo en la introducción de la vida dentro de los objetos, no ya del estudio, algo normal desde el origen del pensamiento científico; sino de la manipulación de la ciencia. Es decir, la vida ha pasado de ser un objeto de investigación científica a ser un objeto de manipulación técnica. No se trata pues ya de un problema exclusivo de la racionalidad teórica (epistemológico) sino de la acción práctica (tecnológico).
El avance de las biotecnologías sanitarias o de la ingeniería genética plantean la necesidad de una racionalidad práctica específica en el gobierno de la racionalidad científico-técnica de la biotecnología: esto es una ética de la manipulación técnica y científica de la vida (y en especial de la vida humana).
Pero estos problemas no están solamente relacionados con la responsabilidad individual sino que afecta directamente a las acciones colectivas. La bioética es también, y fundamentalmente, una ética social que se plantea conflictos políticos e institucionales.
Yo interpreto lo anterior como un marco de acción responsable, con obligaciones, que permita una integración verdadera de la tierra como extensión de la comunidad, que nos permita desarrollar una conciencia ecológica, para preservar la "salud"de nuestro planeta, entendiendo como tal la capacidad que este posee de auto regenerarse. Entonces, la conservación debe en la práctica reflejar nuestro esfuerzo por entender y cooperar en mantener esta capacidad.
Una ética de la tierra no puede evitar la alteración, el manejo y el uso de "recursos", pero sí afirma su derecho a su continua existencia. Nos enrostra la necesidad urgente que el hombre cambie su accionar de conquistador de la comunidad de la tierra al de simple miembro y ciudadano de ella.
En educación, muchas veces asociamos la conservación con "el equilibrio de la naturaleza", al menos esa imagen empleamos. Ecológicamente es mucho más representativo el enfoque de "la pirámide biótica", que es un poco extensa en explicar, pero que básicamente Leopold sostiene que la tierra no es solamente suelo; ella es una fuente de energía que fluye a través de un circuito de suelos, plantas y animales. Las cadenas alimenticias son los canales vivientes que conducen la energía hacia arriba; la muerte y la descomposición la regresan al suelo, este circuito es llamado biota. Esta mirada nos permite mirar con mayor respeto y reconocer cuán poco sabemos acerca del mecanismo de funcionamiento de la tierra, lo complejo de su estructura, y lo desalentador que puede ser entender sus implicancias cuando ya se han ejecutado intervenciones violentas con desconocimiento de causas y efectos, en especies o grupos de especies, incluso en comunidades bióticas completas, a las cuales les adjudicamos falta de valor económico y las tratamos como áreas inservibles.
Lo cual me lleva a reflexionar, por ejemplo, en nuestra ciudad y la carencia de conciencia ecológica cuando actuamos con "racionalidad económica" destruyendo los pantanos, ciénagas y humedales, que representan comunidades bióticas ricas en diversidad, vida y funcionalidad que primero tienen el derecho a prevalecer por ser miembros de esta comunidad biótica, y segundo no sabemos que implicancias y errores estamos cometiendo en nuestro entorno , ello porque no conocemos el mecanismo de la tierra. Los humedales del valle de Paicaví en Concepción, están siendo arrasados, estamos condenando a una biodiversidad a su extinción. ¿Y sí estos humedales son el equilibrio y le dan drenaje y resistencia al resto del suelo de Concepción? ¿Se mantendrá la estabilidad en el proceso de decantamientos de aguas evitando así las inundaciones en otros sectores? ¿No nos importa qué sucederá con los cisnes de cuello negro que habían tomado para sí como su santuario?
Tendremos quizás nuevamente que esperar y después lamentarnos. Esperemos que no sea tarde.